Se conoce como SPA a aquellos establecimientos que ofrecen tratamientos, alternativas de relajación y terapias, utilizando como fuente principal y base de estos el agua.
La palabra SPA con la cual se decidió denominar a estos institutos no es para nada arbitraria ni forma parte de una sigla, sino que su utilización puede deberse a dos situaciones, por un lado, porque así se llamaba al pueblo belga que durante la época de los romanos era conocido por los baños que allí se realizaban y por el otro, porque es el acrónimo en latín de salud a través del agua.
Los SPAS no son un invento posmoderno que surgió gracias al mal del estrés, sino por el contrario, se trata de una metodología que ahora se ha puesto de moda y se la ha llenado de sotisficación y exclusividad dado el alto precio que se debe pagar para acceder a este servicio, pero en realidad el invento es más viejo que el agua, base de los tratamientos.
Generalmente, estos institutos están ubicados en lugares alejados del ruido y la contaminación que se observa en la mayoría de metrópolis del mundo e instalados en casonas enormes con un importante sector al aire libre y otro en el cual se dispondrán las piscinas, jacuzzis, parafangos, saunas, chorros y hot tubs a través de los cuales se realizan los tratamientos desintoxicantes, aunque también se los puede encontrar en las ciudades para responder a la demanda más directa y que a veces por una cuestión de tiempo no puede atravesarse la ciudad para llegar a ellos.
Estos lugares adquirieron una enorme popularidad y se convirtieron en fabulosos negocios gracias a la acelerada forma de vida con la cual los seres humanos viven el día a día de sus vidas. Las tensiones, las preocupaciones económicas, familiares, entre otras, son las principales causas del estrés y este la principal causa de asistencia a un spa.
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